martes, 21 de diciembre de 2010

Pues la tarde no terminó ahí.



Pues la tarde no terminó ahí.

La tarde de ayer va a suponer un cambio en mi vida.
Siempre me había creído una tía con suerte por no trabajar por las tardes, ahora la cosa ha cambiado. Estoy planteándome entrar al despacho de mi jefe y pedirle, suplicarle que por favor me amplíela jornada laboral.
Quiero llegar a casa a partir de las 20.00  horas y pertenecer ese club tan varonil que he bautizado con el nombre “ club del besito” cuento rapidito y besito.
Me imagino, puesta a soñar, saliendo tan ricamente de la oficina a las 19.00 de la tarde, antes de llegar a casa me pararía, nada, un momento, lo justito,  para hacer un recado super mega importante y lo haría sin remorderme la conciencia, total, mis hijos estarían en casa a esa hora siendo bañados por su papi ( que para eso somos iguales) de hecho me pararía en otro sitio,    ( ya sabes, no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy) total, seguro que su papi estaría dándoles la cena. Y llegaría eso si, anunciando la envidia que me dá mi amado marido por no trabajar por las tardes, ¡que morro el tío ! Y una en la oficina hasta las mil… Entonces siguiendo las normas del “club del besito”, me sentaría en la cama de mis enanos, muy orgullosa sabiendo que lo importante es la calidad y no la cantidad, porque yo estaría muy tranquila y amorosa y no como el histérico de mi marido que encima de estar todas las tardes ocioso, estaría quejándose a cada minuto.

La tarde de ayer….
Salí de la oficina toda pastilla. Cogí el cronómetro y me empecé a organizar, 35 min de tren, 10 min en llegar a casa, 5 min en casa para: tender una lavadora, coger radiografías de la pequeña, escribir a la asistenta lo que hay que hacer hoy, preparar la merienda de los niños….y si me diera tiempo, un pis, si un pis por favor, ayyyyyyyyyy media vuelta, a entrar en casa de nuevo, me olvidé del volante para el médico de la pequeña, ¡Lista, yaaaaaaaaaaa, al coche y para el cole a toda máquina, que no llego! Me pinto los labios a la vez que me abrocho el cinturón y quito el freno de mano mientras observo que para variar estoy sin gasolina, así que antes de ir al cole también a la gasolinera. De esta bato el record de cosas que pueda hacer una pobre madre en 20 interminables minutos.
Pero ayer, no me pude ajustar a mi horario previamente organizado en múltiples agendas. El coche se me paró justo cuando buscaba aparcamiento a la puerta del cole, muy solidarios varios padres me ayudaron a empujarlo, lo dejamos como pudimos a un lado y nos fuimos a por los niños, después ya con una tropa de 8 niños  (Alba, Iker, Carla Adri, Manu, Ale, Juanito, Marquetes…)  un atento padre  arrancó el coche con unas pinzas que una atenta madre nos prestó. Pensamos que estaba sin batería.
En ese momento, acepté la realidad por si acaso el coche volvía a fenecer   decidí irme directamente para casa, y dejar para otro día los recados que me quedaban por hacer (llevar a la peque a hacer radiografía, pasar por el super, recoger una carta en correos, llevar unas botas al zapatero, comprarle un verdugo de repuesto a mi hijo mayor….)
No llevaba ni medio km recorrido cuando, el coche espichó en medio de una rotonda y esta vez sin pintas de resucitar.
Por supuesto, ningún conductor pudo pensar que no me movía porque mi coche acababa de pasar a mejor vida, no,  de hecho tuvieron que verlo clarísimo “una tia en medio de una rotonda, pues eso una gilipollas que no sabe conducir y que se le cala el coche, evidente”. Una vez  que se formó el atasco entonces se dignaron a pegarme un empujón al coche y dejarnos tirados a mis niños y a mí en un sitio donde no molestáramos a la circulación. Eso si, nadie, nadie, se paró y nadie  nos  ofreció ayuda.
Así que, llamé a mi marido  pero, claro, no caí que los del “club del besito”, estaba fuera de horario.Lo siento pero, no me quedó más remedio que a voz en grito chillarle que llamara por lo menos a la grúa, supongo que se enteraron todos los demás miembros del “club del besito” que estaban en la oficina. Saqué a mis dos niños del coche y me fui a la cafetería más cercana a esperar. En cuanto vi a la grúa supliqué a unas chicas  sentadas en la mesa de al lado que se quedaran con mis niños, por no sacarlos, porque no pasaran frío, por poder hablar con el gruero de qué pasaba con el puñetero coche.
El gruero cuando me vió aparecer puso una cara de susto que casi sale corriendo…. no quiero ni pensar las pintas de loca que tenía que tener en ese momento. La verdad es que aparecí en dos zancadas en medio de la oscuridad. ( yo no elegí el sitio donde colocar el puñetero coche). Después de una corta pero intensa conversación, me enteré de qué le pasaba  coche, no puse diesel, no, me confundí  ,eché gasolina y se gripó el motor( paso de plantearme cómo lo hice, porque es el único coche que tenemos y desde hace miles de años y además le pregunté a la chica de la gasolinera que qué le echaba si de 95 o de 98….., vamos que lo hice de manera consciente).
Total que una vez decidido que el tío se llevaba el coche, tuve que descargarlo, y para variar llevaba sólo lo necesario: las 2 sillitas de los niños, el carrito de la niña, las mochilas, los regalos de reyes, la bolsa de la merienda, mi bolso, una mesa de Ikea que tenía que devolver….. ¿ me ayudó el tipo? Pues no, lo arrastré yo solita hasta el bar, todo todito, y otra pregunta ¿me ayudó alguien del bar? Pues no.
A la hora, vino a recogerme mi suegro y como es mayor, no me parecía oportuno pedirle que me cargara las cosas de mi trastero móvil, es decir, de mi utilitario hasta su utilitario. Respiré hondo “mu jondo” y volví a remolcar cada una de las cosas yo solita. No sé cómo lo hice pero lo cierto es que tengo los brazos que se me caen.
Rondando la hora del besito llegué a casa, con mis niños y mis pertenencias, qué alegría  casita, me pareció como si hubiera vuelto de hacer las Américas, qué ilusión llegar a casa. De la emoción  me cayeron dos lagrimones como dos rios que casi bañan a mis hijos.
La tarde terminó con mi hijos cenando su comida preferida, (pobres, qué para eso aguantaron estoicamente) y el mayor disfrazado de spiderman , ¡ entre todo el barullo me cachó los regalos de reyes que tenía escondidos en el coche!
Cenados y bañados llegó su papi y la hora del besito.
Estoy en la oficina, tiemblo viendo que de un momento a otro se acabará mi jornada laboral. Me voy para el despacho de mi jefe a  ver si consigo horas extras, fines de semana horarios hasta las 22.00, lo que sea….es que a mi a trabajadora no me gana nadie!!!!!!!!!!!
Me acaban de llamar del cole, mi hijo está enfermo, tengo que ir a recogerlo lo antes posible.
Mañana sin falta le pido a mi jefe que me amplíe el horario y además me voy a encadenar a la mesa y voy a echar la llave por la ventana por si me da la tentación de irme para casa.

Más mañanas.

Hay mañanas en las que amaneces soberbia,

iluminando todo lo que te rodea,

libre,

¿ vuelas?

casi puedes volar

etéreaaaaaaaaaaaaa

sientes esa alegría infinita

que casi te eleva,

que te hace flotar,

y            ligera          muy   ligera

 coloreas

caras,
paisajes,
                  trabajos.



Otras mañanas,

emerges del sueño

enfurecida enredada en sentimientos que te agotan
         te achican
                                                                    te bordean
tejiendo una maraña  y

deambulas como un puntito enajenado,

hambriento de diámetros infinitos

pajarito sin miga de pan

a la espera de otro día más,

                                               entonces esperas
solo te quedan  
más mañanas  
y quieres más.
Más mañanas.


lunes, 20 de diciembre de 2010

gracias

GRACIAS A LOS AMIGOS QUE NOS AYUDAN A HACER NUESTROS PEQUEÑOS GRANDES SUEÑOS REALIDAD